lunes, 6 de febrero de 2012

1601

Una ventana empañada.
El reflejo de mi cara llora afuera en el jardín.
Dos pinos se mueven con el viento
Y el viento se muere conmigo adentro.
¿Qué gota caerá en tu mano que no levante sospecha?
Se oyen los cuervos hambrientos y mi panza haciéndoles burla.
El jugo de mis ojos se esconde por el miedo.
Los murciélagos se confunden.
Las ratas ya se ahogaron.
Los búhos ya no vigilan.
El castillo ya no existe.
El rey no fue tu amigo.
El puente está a media asta.
Las piedras frías como la mentira.
La laguna congelada pero profunda.
El ahorcado salió de fantasma, el verdugo de blanco y el hacha decapitada.
La princesa no sabe que es princesa pero el sol se lo cuenta.
El mendigo sabe que es mendigo porque la luna se lo demuestra.
La pluma escribe versos imposibles,
La tinta mancha los dedos
La vela quema las horas
Y el poeta vive su miseria.
¿Cuál es la voz que hay que escuchar? –se pregunta.
En escena la vida pasa, afuera la vida aguarda.
El teatro queda chico y la gente se desespera.
En el bosque los rayos parten árboles al medio,
Las nubes sueltan sus lágrimas y los animales se resignan.
¿Cuánto de real tienen estas líneas que tiemblo mientras escribo?-se pregunta.
Ninguna respuesta y ninguna esperanza.
Solo la llave del cofre escondido quién sabe donde…
Susurros de belleza traen los pájaros de las cuevas.
Una antorcha se distingue desde lejos.
Una idea se enciende.
Un paso al costado y otro sendero se desvela.
Los que libres se aceptaron se acercan caminando
Y los que no, condenados se alejan apresurados.

Mila - 6 de febrero de 2012 -

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